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ÍNDICE
- Introducción a los tips para diferenciar entre un dolor bueno o malo en el gimnasio!
- ¿Qué es el dolor en sí?
- Ahora sí, ¡dolor bueno vs dolor malo!
- Señales y trucos para distinguir estos dos tipos de dolores
- Fuentes y referencias
Introducción a los tips para diferenciar entre un dolor bueno o malo en el gimnasio!!
Tenemos que admitirlo, si hay algo que nos acompañará a través de todo nuestro proceso de pasar de lo que somos, a ser quienes queramos ser alcanzando nuestros objetivos físicos, esto será el dolor.
Es inevitable, vas a sentir dolor tanto al momento de entrenar cuando tus músculos sean llevados a niveles altos de exigencias, como al momento de descansar, cuando tus sistemas agotados por estas demandas, comiencen a regenerarse poco a poco, y, mientras tanto, no puedas subir escaleras o agacharte a buscar algo debajo de la cama como un ser humano normal.
(“Después del día de piernas”)
¿Qué es el dolor en sí?
Primero vamos a tener que definir mejor el concepto mismo de dolor.
Éste, es “una experiencia sensorial y emocional (subjetiva), desagradable, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso central”.
Es una experiencia asociada a una lesión corporal o expresada como si ésta existiera. La función básica del dolor es señalar al sistema nervioso que una zona del organismo está expuesta a una situación que puede provocar una lesión.
Ahora sí, ¡dolor bueno vs dolor malo!
Cuando nos referimos a un “dolor bueno” estamos refiriéndonos a cualquier tipo de sensación desagradable que por un motivo u otro NO esté representando un riesgo real de lesión en perjuicio de tu cuerpo.
Podemos sentir dolor al ser vacunados, al colocar hielo sobre alguna inflamación y ¡hasta cuando nos reímos demasiado!
En cuanto a nuestro ámbito, durante los entrenamientos vas a sentir todo tipo de “dolores buenos”, cuando entrenes y exijas a tus músculos (1) , cuando elongues, y hasta cuando estés haciendo aeróbico.
Y no sólo lo vas a sentir durante los entrenamientos sino también los días posteriores, cuando tus músculos se estén recuperando.
Reconocer la causa de este dolor, hace que podamos tolerarlo mucho mejor. (2) (3)
Como podés darte cuenta, el “dolor bueno” es un dolor que lejos de causarte un mal está orientado a hacerte bien al corto, mediano y largo plazo, pero éste, debe ser producido de la manera correcta, sin llevarse al extremo, de lo contrario, podría convertirse en un factor para lesionarte.
Una sesión de entrenamientos excesivamente demandantes podría desgarrar tus músculos así como 10 vacunaciones para el mismo virus podrían matarte. 🙁
El dolor malo es ese que te dice que hay algo más que una simple molestia pasajera, generalmente te dice que un órgano corporal o parte de tu cuerpo está bajo mucho estrés y es posible que su integridad y funcionalidad se comprometan si no tomás cartas en el asunto y/o lo descuidás.
Esto no sólo pasa a nivel muscular, el cual se resiente durante y después de los entrenamientos por períodos no mayores a 2 o 3 días (no debiendo extenderse más de este período), sino que otros tejidos, como los tendones que conectan músculos con huesos también pueden resentirse e inflamarse si son estresados demasiado y no los dejás recuperar, lo que puede provocar la famosa “tendinitis”, que va a afectar tu rendimiento físico y hasta puede causarte dolores en actividades de la vida diaria.
Los huesos no quedan excluidos, cuando ejercitás, éstos, con el tiempo, se van haciendo más densos y se produce lo que se llama “recalcificación”, pero si (de nuevo), los sometés a elevados niveles de estrés tus huesos van a comenzar a debilitarse.
El primer signo de “fractura por estrés” es un dolor que se siente en el hueso, si lo seguís exigiendo vas a empezar a sentir esos dolores fuera de los momentos de actividad, y vas a aumentar mucho el riesgo de sufrir una fractura.
Los cartílagos (el tejido blanco que recubre las terminaciones de nuestros huesos), permiten que los huesos se muevan con facilidad. Con el tiempo es normal ver un desgaste en estos tejidos, lo que provoca una menor facilidad para la movilidad de tus articulaciones. Pero cuando son sometidos a mucha exigencia en poco tiempo éstos comienzan a causar dolor en las articulaciones.
Si no descansás cuando tus articulaciones están adoloridas van a comenzar a inflamarse y el desgaste de los cartílagos será mayor, por lo que en poco tiempo vas a envejecer tus articulaciones y tener problemas de artritis muy temprano en tu vida… 🙁
Señales y trucos para distinguir estos dos tipos de dolores 😉
Muchas veces no es fácil distinguir cuándo es que estás sintiendo “dolor bueno” o “dolor malo”. Es fácil confundirnos cuando nos sentimos abrumados por una sensación que no nos agrada, pero aun así, podés tener un par de cosas en cuenta que te van a ayudar a distinguirlos con mayor claridad:
1. Duración del dolor:
Si el dolor te lleva más tiempo de lo acostumbrado en aliviarse, puede que sea un caso de “dolor malo”, causado por fatiga o estrés crónico o una exigencia demasiada alta en el entrenamiento. (4)
2. Intensidad:
Es lo que más fácil distinguimos. Un dolor leve no es lo mismo que un dolor muy agudo, normalmente en estas situaciones vas a poder darte cuenta rápidamente si tenés que tomar acciones al respecto y dedicarte a cuidarte ya sea descansando apropiadamente o visitando al médico.
3. Normalidad:
Siempre viene bien tener en cuenta si las molestias que sentís son normales o no.
Con esto NO queremos referirnos a dolores crónicos, sino a los dolores que sentís normalmente cuando entrenás… Usualmente nos duelen los músculos que trabajamos, no otras cosas como las articulaciones o las lumbares, lo mismo al descansar, sentimos dolor en los músculos trabajados, y no en otras partes
4. La ubicación del dolor:
Siempre importa distinguir bien este aspecto, dado a que si te concentrás en hacerlo vas a poder darte cuenta de las diferencias exactas entre cuando te molesta un músculo o cuando es la articulación u otra parte de tu cuerpo.
También sirve distinguir si es en una o las dos extremidades las que te duelen, debido a que si trabajaste las dos por igual, deberías sentir las molestias en las dos y no en una sola, de no ser así, esto te podría indicar algún tipo de lesión que no deberías pasar por alto.
5. Causa aparente:
Es muy simple, cuando un dolor aparece sin causa aparente conviene que te detengas y averigües bien cuál es el fondo de la cuestión. Por ejemplo un dolor interno en la zona abdominal sin causa aparente podría ser causado por una apendicitis, o una inflamación y dolor al costado del cuello, un taponamiento en las glándulas salivales, todos ejemplos de dolores sin causa aparente
Esperamos que este material te haya servido para conocerte mejor (a vos y a tus dolores), dejar de temerle tanto a dar tu máximo esfuerzo en todos tus entrenamientos y semana tras semana ¡te animes a ir superando tanto tus límites como tus expectativas de lo que creías posible!
A hacer que pase nomás bro!
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¡Hasta la próxima! pshhhhhhhhh
Fuentes y referencias:
1 «Although it is commonly believed that lactic acid is responsible for this pain, evidence suggests that it is not the only factor. However, no single factor has ever been identified. Delayed onset muscle soreness develops 24-48 hours after strenuous exercise biased toward eccentric (muscle lengthening) muscle actions or strenuous endurance events like a marathon. Soreness is accompanied by a prolonged strength loss, a reduced range of motion, and elevated levels of creatine kinase in the blood. These are taken as indirect indicators of muscle damage, and biopsy analysis has documented damage to the contractile elements. The exact cause of the soreness response is not known but thought to involve an inflammatory reaction to the damage.» Sitio web: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/7830383.
2 «For chronic MSK pain disorders, there is compelling evidence that an educational strategy addressing neurophysiology and neurobiology of pain can have a positive effect on pain, disability, catastrophization, and physical performance.» Sitio web: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22133255. N.p., 2016. Print.
3 «A 30-minute educational session on pain physiology imparts a better understanding of pain and brings about less rumination in the short term. Pain physiology education can be an important therapeutic modality in the approach of patients with CFS and chronic pain, given the clinical relevance of inappropriate pain cognitions.» Sitio web: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20684894.
4 «Patients with constant pain, regardless of severity, had higher rates of disability, hospitalisation and pain medication use than patients with intermittent pain. Patients with constant pain had lower QOL (by SF-12) compared with patients who had intermittent pain.» Sitio web: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21148579.